El Pueblo de Dios siempre reza por el Papa
Él siempre pide nuestra oración, no por educación, sino por necesidad.
Sabe que necesita de la oración de su pueblo para sostenerlo y para presentar a Dios su ministerio.
Es la expresión viva de la sinodalidad, pues quiere ser sostenido por la oración del pueblo antes que por otras cosas.
Desde hace dos mil años, cuando el Papa está enfermo o en peligro, el pueblo cristiano reza por él. Hoy nosotros nos sentimos Iglesia y rezamos. Es la expresión más gratuita y cariñosa de saber que lo que pasa a uno de nosotros, a todos nos pasa.
Rezamos con la conciencia de que Francisco, lleno de limitaciones como todos, ha sido llamado a suceder a Pedro, el pescador de Galilea, y eso es algo tremendo y al mismo tiempo precioso para cada fiel cristiano.
Rezamos porque sabemos que ese hermano nuestro ha sido llamado a ser vinculo e instrumento de unidad en toda la Iglesia, a confirmar en la fe a los bautizados y a ser voz de los discípulos de Cristo en medio de este mundo.
Es conmovedor unirnos a la oración de toda la Iglesia
Un Ramo de Oraciones
Hoy dejamos que la Virgen de la Almudena ofrezca a Dios Padre, con Jesús en sus brazos, un precioso ramo de oraciones que esta tarde presentamos:
- La oración de tanta gente sencilla que pide y ha pedido por la salud del Papa.
- La oración de las familias que se unen y ponen su granito de oración a esta brisa fresca.
- La oración de los pequeños, de tantos niños y niñas.
Estamos desbordados, pero nos habéis dado una lección a los mayores. En cuanto os enterasteis dejasteis de jugar, o en un rato en el recreo, o en casa, y rezasteis.
Pero, además, le habéis mandado un dibujo. Cada dibujo es precioso porque es una foto de vuestro corazón. Y todos juntos son una gran oración: la de los sencillos, la de quienes nos enseñan a aprender, a dar la mano, a dejarse corregir o a soñar.
Gracias porque lleváis la delantera.
- La oración de los sacerdotes y de los que llevan responsabilidades en nuestra diócesis.
- La oración de mucha gente, a veces un poco alejada de la Iglesia o que no acaban de entendernos, pero el Papa les ha llevado esperanza y se unen a esta oración.
María con sus manos une estas oraciones y hace un precioso ramo.
Pedimos por Francisco
Ingresado en el hospital Gemelli de Roma está pasando momentos difíciles.
Pedimos por su salud, para que siga adelante y tenga las fuerzas necesarias para continuar.
Pedimos para que se sienta confortado por el Señor y por nosotros. Que sienta por medio de Jesús nuestro abrazo esta noche.
Como comunidad cristiana, creemos en la fuerza de la oración y en el poder sanador de Dios, que nunca abandona a sus hijos. Rezamos con humildad y fe.
La oración no es para que se cumpla lo que deseamos, sino para apoyarnos en Dios sabiendo que Él hará lo preciso, y acoge nuestra generosidad. Y para decirle a Dios que le necesitamos como Iglesia.
No rezamos solos. Somos parte de este pueblo que reza unido y sabe que se apoya no en sus deseos, sino en Dios.
Pedimos la fuerza para aceptar en cada momento la voluntad de Dios y la claridad para reconocer su guía, abriendo nuestros pobres corazones ante lo suyo.
Pedimos que nuestra oración se alinee a los designios del Señor y que en cada pensamiento y acción encontremos la paz que solo Él sabe dar.
Jesús es nuestro refugio en la fatiga y el sufrimiento
En la enfermedad, en la debilidad del cuerpo, en la incertidumbre del futuro, Cristo nos invita a depositar nuestras cargas en Él.
El Papa Francisco ha sido un testimonio de entrega y servicio, guiándonos con humildad y amor. Hoy es él quien necesita de nuestra cercanía, de nuestro apoyo y de nuestras oraciones.
Hoy servimos a la Iglesia y a nuestro Pastor universal con la fuerza de la oración.
En medio de su enfermedad, el Papa no está solo. Lo acompañan nuestras súplicas, nuestras muestras de cariño y, sobre todo, la certeza de que Dios nunca deja de sostener a aquellos que confían en Él.
Oración por el Papa
Señor misericordioso,
tú que fortaleces a los débiles y sanas a los enfermos,
te pedimos hoy por nuestro Papa Francisco.
Dale fuerza en su cuerpo, paz en su espíritu
y confianza en tu amor infinito.
Tú que has guiado sus pasos en el camino del Evangelio,
continúa sosteniéndolo en este momento de prueba.
Concédele salud sobre todo en su gran corazón,
y en estos momentos de debilidad y enfermedad
que se apoye en tu cruz para le conforte y serene
pues él confía en ti.
Nosotros, como Iglesia, nos unimos en oración,
porque sabemos que donde dos o más se reúnen en tu nombre,
allí estás presente.
Escucha el corazón de nuestras familias,
de los niños y niñas, de los pobres y afligidos,
la oración de los pastores y consagrados y consagradas,
la oración de los hombres y mujeres de buena voluntad
que se unen a la plegaria.
Mantennos unidos en estos momentos
y así mantén vivo el ministerio de unidad de nuestro Papa.
Pedimos a la Virgen de la Almudena
que anude con su ternura el ramo de nuestras oraciones
y puedan ser recibidas de sus manos.
Sigamos unidos en esta súplica,
pidiendo también que la Iglesia, bajo la guía del Papa,
continúe siendo testimonio de esperanza y amor en el mundo.
Que María, Madre de la Iglesia, interceda por su hijo Francisco,
como lo hizo con tantos de sus hijos a lo largo de la historia.