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Miércoles, 11 octubre 2017 13:37

DOMUND, una ocasión favorable para el corazón misionero, dice el obispo de Getafe

El obispo de la diócesis madrileña de Getafe, monseñor Joaquín María López de Andújar, se dirige a sus fieles con motivo del DOMUND, invitándoles a tomar parte a través de la oración, del testimonio de vida y de la colaboración material, en apoyo a las necesidades de la evangelización.

«Coincidiendo con la solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco hizo público su Mensaje para la Jornada Mundial de la Misiones, que celebraremos D. m. el próximo domingo 22 de octubre, con el lema ‘Se valiente, la misión te espera’. Esta Jornada, nos dice el Papa, nos invita a hacernos tres preguntas: ¿Cuál es el fundamento de la Misión? ¿Cuál es el corazón de la Misión? ¿Cuál es la espiritualidad que debe inspirar la Misión?

1.- ¿Cuál es el fundamento de la Misión? El fundamento de la Misión está en el ser mismo de la Iglesia. La Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo, sino que sería sólo una asociación entre otras muchas que terminaría rápidamente agotando su propósito y desapareciendo. La Iglesia es esencialmente misionera porque está destinada a todas las personas de buena voluntad, de cualquier raza, época o cultura, y porque está fundada sobre la fuerza transformadora del evangelio.

2.- ¿Cuál es el corazón de la Misión? El corazón de la Misión es Cristo Resucitado. Evangelizar es anunciar, con obras y palabras, a Jesucristo vivo entre nosotros. El evangelio es la Buena Nueva que trae consigo una alegría contagiosa, porque contiene y ofrece una vida nueva: la de Cristo Resucitado, el cual, comunicando su Espíritu dador de vida, se convierte en Camino, Verdad y Vida. Jesucristo es Camino que nos invita a seguirlo con confianza y valor Y siguiendo este camino nos encontramos con la Verdad y recibimos la Vida que es la plena comunión con Dios Padre, en la fuerza del Espíritu Santo, que nos libera de toda forma de egoísmo y es fuente de creatividad en el amor. El Evangelio, mensaje de salvación y anuncio de la Buena Noticia, se convierte de esta manera en ‘fuente’ de donde brota la fuerza necesaria para salir de nuestra realidad, muchas veces cómoda y egoísta, y acercarnos a otras realidades. El misionero, con esa capacidad de acercarse a los más desfavorecidos y a los que no han alcanzado la luz de la fe, se identifica con el Buen Pastor, que carga sobre sus hombros las debilidades de los hermanos. El mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial. Él, a través de la Iglesia, continúa su labor de Buen Samaritano, curando las heridas sangrantes de la humanidad, y de Buen Pastor, buscando sin descanso a quien se ha perdido por caminos tortuosos y sin meta.

3.- ¿Cuál es la espiritualidad que debe inspirar la Misión? El Papa nos habla de una espiritualidad de éxodo continuo, de peregrinación y de exilio. La misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de ‘salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio’. La misión de la Iglesia estimula también una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed de verdad y de justicia. Y la misión de la Iglesia propone también una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el ‘ya’ y el ‘todavía no’ del Reino de los cielos.

Deseo para todos, que esta Jornada Mundial de las Misiones, promovida por la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, sea una ocasión favorable para que el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y grandes necesidades de la evangelización».