El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha inaugurado este martes por la mañana el XVII Simposio de Teología Histórica organizado por la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia y que dedica este año al Santo Cáliz de la Misericordia, con motivo de la celebración del Año Santo en la archidiócesis.
En su intervención, que ha iniciado con gratitud y un «saludo muy especial» al cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española que ha pronunciado la primera conferencia, el arzobispo de Valencia ha invitado a todos a «seguir abriendo caminos al centro de nuestra fe, la Eucaristía».
Así, el cardenal Cañizares ha expresado el «compromiso de la diócesis para que sigamos con esta apertura», coincidiendo con la celebración en la archidiócesis del Año del Santo Cáliz de la Misericordia que concluirá el próximo domingo 13 de noviembre.
Igualmente, el Arzobispo ha agradecido al cardenal Blázquez «haber accedido a participar y abrir este Simposio, con el que prácticamente acabamos el Año Santo del Cáliz de la Misericordia en la diócesis de Valencia», en el que «hay que dar gracias a Dios por lo que ha supuesto y también por los caminos que abre de cara al futuro para hacer presente esa misericordia que hemos recibido del Señor, singularmente, presente en el sacramento de la Eucaristía, sacramento de la caridad».
A continuación, el cardenal Cañizares ha presentado la conferencia del cardenal Blázquez, titulada El cáliz de la misericordia, y algunos rasgos de su biografía, «al que me une una profunda amistad desde que nos conocimos en el año 63».
Cardenal Blázquez: «la paz no se hace si cada uno de nosotros no vencemos en nuestro interior el odio y la enemistad»
La paz en nuestra sociedad «necesita tantos recursos, y todos son necesarios, pero para que la paz con garantía de futuro sea realmente expresión de concordia, necesitamos un corazón renovado», ha destacado en Valencia el cardenal Ricardo Blázquez en la primera ponencia del Simposio sobre el Cáliz de la Misericordia.
Así, en la primera conferencia del Simposio, Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha señalado que «la paz no se hace si cada uno de nosotros no matamos en nuestro interior los asomos de odio, el cultivo de la enemistad y la hostilidad creciente».
Asimismo, ha recordado que «Jesús fue pacificador porque venció en su corazón a la hostilidad y la enemistad, que son las que alimentan las rupturas entre los hombres» y ha subrayado que «la fuerza unificadora brota del corazón regenerado por el espíritu del amor y de la paz, por tanto, si nuestro corazón no es renovado no seremos realmente pacificadores».
Igualmente, Blázquez ha cimentado su ponencia sobre la idea de «la gratitud de los cristianos a Dios por la sangre derramada por Jesús» y ha hecho hincapié en la importancia «de la sangre como símbolo y representación de la muerte salvífica de nuestro Señor, como también son símbolos la cruz y las llagas, que acreditan su entrega al sufrimiento y a la muerte».
«La sangre de Jesús, que ha sido el vínculo que a los distantes nos ha acercado, es sangre de misericordia y de perdón, y junto con la cruz, actúan como fuerza pacificadora», ha dicho en su conferencia, titulada “Sangre de perdón y de misericordia”.
Además, el presidente de la CEE ha explicado que «la misericordia de Dios y la del hombre crean fraternidad e incorporan al distanciado a la familia».