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Lunes, 18 abril 2016 09:59

Entrevista a Monseñor Ricardo Blázquez en 13tv: «Se han hecho excesivas leyes de Educación»

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Ricardo Blázquez, ha repasado con Alfredo Urdaci los 50 años de esta Institución en una conversación en la que ha recordado el origen de la CEE en la Transición, ha ofrecido un balance del papel de la Iglesia en la sociedad actual y se ha pronunciado sobre los retos que se le presentan.

Echando la vista atrás, al cumplirse el medio siglo desde el nacimiento de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Ricardo Blázquez ha resaltado «el papel fundamental que tuvo la Institución en una época de desajustes. Había un desajuste entre el ambiente en el que se había creado el Concilio Vaticano II y la situación que se vivía en España».

El cardenal ha explicado que «los Obispos tenían voluntad de cambio», y ha añadido «en España los Obispos no consideraron oportuno el apoyo de la Iglesia a un partido socialdemócrata, siguiendo la fórmula italiana. Hoy considero que fue un gran acierto», ha concluido.

Monseñor Ricardo Blázquez ha recordado uno de los momentos más representativos de la nueva etapa que iniciaba España, la homilía del Cardenal Tarancón en los Jerónimos días después de la muerte de Franco.

«Fue una homilía elaborada por consenso. Tarancón convocó a un grupo de asesores y el texto que preparó en grupo. Fernando Sebastián hizo el borrador. Tarancón leyó la homilía con dificultad porque había olvidado las gafas. A los que piensan que fueron otras las causas, las dificultades fueron materiales, no de otro orden».

En lo que respecta a la redacción de la Constitución Española, el arzobispo de Valladolid ha recordado que «el punto que más se discutió fue el que no apareciera la palabra Dios. Algunos dijeron que no estaba mal que no apareciera la palabra Dios. En todo caso, nuestra sociedad no es atea, es aconfesional y los ciudadanos somos lo que queremos ser».

Monseñor Ricardo Blázquez ha reconocido que durante la redacción de la Carta Magna también se abordó una cuestión importante como el papel de la Educación. «Fue muy discutida, pero la Constitución nació con vocación pacificadora». Monseñor Blázquez ha reconocido que, en su opinión, se han aprobado excesivas Leyes Orgánicas de Educación y ha resaltado la necesidad de buscar el consenso. «Se necesita hablar con franqueza para encontrar un punto de convergencia para todos».

En relación a la vida social y política actual, monseñor Ricardo Blázquez ha afirmado que es posible que «se necesite un estudio detenido del nacionalismo». El presidente de la CEE ha insistido en la importancia de diferenciar entre el nacionalismo «legítimo» y aquel «exacerbado y excluyente». «Los nacionalismos más sosegados son otras formas de amor a la patria, mientras que los nacionalismos excluyentes son una excusa para excluir a otras convivencias». En ese sentido, ha añadido que «el nacionalismo disuade a la hora de analizar otras cuestiones con mayor profundidad. Tenemos que ver qué se entiende y hasta dónde llega la situación nacionalista».

Al servicio de los ciudadanos

El presidente de la Conferencia Episcopal Española se ha pronunciado sobre el fin de la Institución que preside. «La CEE es y quiere ser una Institución de orden religioso cristiano para ofrecer un servicio a la sociedad. La Iglesia quiere ser servidora de la sociedad y venimos desempeñando esa función bastante bien». En esa línea, ha añadido que «la CEE no tiene una función política, en nuestra vida tenemos también la necesidad de Dios». «La CEE no siempre habrá acertado 100%, lo que necesitamos es un acercamiento a la sociedad», ha apuntado, reconociendo que «no siempre encontramos acogida a nuestro discurso en la sociedad, a veces, escuchamos el rechazo».

Sobre su primera elección en el año 2005, monseñor Blázquez ha recordado que «fue una completa sorpresa» y ha señalado «siempre quise hacerlo lo mejor posible».

Respecto al tema de la financiación de la Iglesia, el presidente de la CEE ha explicado que «la Iglesia no recibe fondos de los Presupuestos Generales del Estado, recibimos lo que los ciudadanos deciden asignarnos a través de la casilla de la Iglesia y la de los fines sociales. Es una forma respetuosa con la libertad de elección de las personas, porque se contribuye libremente».