Hoy, el Vicariato de habla hebrea atiende además a decenas de miles de trabajadores extranjeros de todo el mundo: filipinos (unos 30.000), indios, africanos, latinoamericanos y de Europa del Este, así como a refugiados y solicitantes de asilo (principalmente eritreos –más de 35.000- y sudaneses). También presta asistencia pastoral a decenas de familias árabes cristianas que por razones de empleo viven en ciudades judías de habla hebrea (como Beer Sheba, Eilat, Tel Aviv) y cuyos hijos están matriculados en escuelas judías de habla hebrea. El desafío de ser católico en una sociedad que es predominantemente judía es un desafío único y crea sus propias alegrías y obstáculos.
Entre las situaciones de crisis múltiples con estas poblaciones expuestas y sufrientes, una de las más grandes tragedias es la que afecta a bebés menores de 3 años. Una vez que los niños tienen tres años son integrados en jardines de infantes y escuelas municipales. Pero hasta que llegan a esa edad están expuestos a horribles situaciones. Los padres deben trabajar y las madres no pueden ausentarse después del nacimiento de un niño. Tienen que dejar a niños tan pequeños de tres meses para que los padres puedan trabajar de 8 a 12 horas diarias para sobrevivir. La población de bebés menores de 3 años en el sur de Tel Aviv es de 2.400 niños. Algunas mujeres migrantes alquilan espacios pequeños donde dejar a los bebés al cuidado de alguna mujer; pero así están muy mal atendidos porque pasan de 8 a 14 horas por día, en espacios pequeños, oscuros (para mantener a los niños tranquilos) y donde hay más de 20 niños, en lugares no equipados y sin personas cualificadas. Las consecuencias son terribles: están mal alimentados, presentan atrofia en las y no interactúan con los otros. En marzo de 2015 cinco bebés murieron por negligencia en estas guarderías ilegales.
Por eso, una urgencia del Vicariato fue dar una respuesta a la necesidad de estos padres de emigrantes que necesitan ayuda para sus hijos. En la actualidad, el Vicariato cuida diariamente de unos 25 bebés y unos 30 escolares, debido a la gran necesidad de guarderías para bebés, así como el cuidado de niños después de la escuela y la necesidad de catecismo para niños católicos. Por eso se han abierto varias pequeñas guarderías (6-8 niños) y un centro infantil y juvenil en las instalaciones del monasterio capuchino de la ciudad, el Santo Rachel Center.
El Fondo Nueva Evangelización ha financiado en el año 2017 con 25.000 € la adquisición de un vehículo para garantizar la movilidad del equipo pastoral y permitir la compra de suministros, el transporte de los niños y la movilidad para las guarderías y el centro de niños y jóvenes. De esta manera se puede garantizar la ayuda que el Vicariato de lengua hebrea presta a los emigrantes y refugiados; aunque, como se ve, la labor es inmensa y lo que se hace es muy poco en comparación con las necesidades que tienen.