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Viernes, 05 febrero 2016 08:18

Causa de canonización del primer mártir jesuita del Nuevo Mundo, Pedro Martínez

Hace casi 450 años, el misionero jesuita Pedro Martínez era asesinado en las costas de Florida, convirtiéndose en el primer mártir jesuita del Nuevo Mundo. Nacido en España en 1533 se unió muy joven a la Compañía de Jesús, siempre con el deseo de convertirse en misionero. En agosto de 1566, el padre Martínez partió para América. El joven jesuita, siempre alegre y lleno de energía, catequizaba en los mismos barcos con canciones y poemas que él mismo componía, dirigiendo oraciones y escuchando en confesión. Según decía el propio almirante de la flota, la alegría y la santidad del padre Martínez, transformaron a sus marineros en santos.

En aquella época, los hugonotes franceses estaban enfrentados con España, y la lucha se había extendido también a los asentamientos en el Nuevo Mundo. Cuando el grupo del padre Martínez se perdió en las costas de Florida, sin saberlo entraron en una aldea hostil. Cuando sus compañeros de viaje entraron en la aldea, el padre Martínez permaneció, rodeado por los nativos, junto al bote. Allí fue asesinado.

Ahora se ha impulsado su proceso de canonización junto al de otros 80 mártires de Florida, entre los que hay dominicos, franciscano y nativos americanos convertidos – nada menos que 61 - que fueron asesinados en diversos lugares de Florida entre 1549 y 1706. Hablando de la causa de estos mártires, Mons. Gregory Parkes, obispo de Pensacola-Tallahassee, decía que el elevado número de nativos americanos es sólo una muestra de los «muchos –más de 1.000- nativos americanos asesinados por la fe cuyos nombres se perdieron en la historia».

En octubre de 2015, se celebró una Misa de apertura de la causa de los Mártires de Florida, mártires declarados Siervos de Dios por la Iglesia. En la misa incluso había descendientes de supervivientes de las masacres. Pero fue el primer obispo de Pensacola-Tallahassee, Mons. René Gracida, quien dio el primer gran impulso a estas casusas de canonización al principio de los ochenta, convencido de la importancia de estos testimonios para el mundo de hoy.

«El número de mártires que vimos en los siglos pasados en Florida ha aumentado de modo exponencial hoy en Oriente Medio, África, India y otras partes del mundo”, decía el actual obispo. Bajo esta luz, «la historia de los mártires de Florida adquiere un significado especial para nosotros».