«Per Christum et cum Ipso et in Ipso»
«Por Cristo, con Él y en Él» es el lema episcopal de cardenal Carlos Osoro Sierra, arzobispo de Madrid.
Escudo episcopal
Un primer cuartel de gules (rojo) en el que figura una barca de oro con el Crismón a modo de arboladurada sobre un mar de azur (azul) con oleaje, en el flanco izquierdo el Santo Cáliz de la Cena del Señor de Valencia (oro) y en el flanco derecho la Cruz de los Ángeles de Oviedo en oro. Segundo cuartel, un chevrón de oro perfilado de sable cargado de tres roeles de sinople (verde). En la punta espigas de trigo granadas de oro, llevando en el medio estrella de plata de ocho puntas sobre campo de azur.
Se timbra con cruz arzobispal-metropolitana de doble trazo con los extremos trebolados. Capelo cardenalicio rojo con cordones del mismo color entrelazados, con quince borlas a cada lado, como corresponde a un cardenal.
Explicación
La estrella de azur de ocho puntas simboliza a María, la Madre del Señor, como orientadora y guía hacia Cristo y es expresión de la honda devoción mariana que monseñor Osoro quiere destacar en su vida y en su pontificado. María es la estrella matutina, que orienta y por tanto da esperanza y es una invitación a tenerla y a invocarla siempre como recomendaba san Bernardo: «Mira la estrella e invoca a María».
La Bien Aparecida, patrona de Santander, su tierra natal; Santa María, Madre, la patrona entrañable de Ourense donde ejerció un feliz pontificado de 5 años; la Virgen de Covadonga, la Santina que ha sido consuelo y esperanza en su pontificado ovetense como patrona entrañable de Asturias; la Mare de Déu dels Desamparats, que en Valencia hace presente la siempre consoladora ternura de María Virgen y como el ministerio episcopal debe estar atento a los más desamparados y a las obras de caridad; por último, la alusión a la advocación mariana de Nuestra Señora de la Almudena, patrona bendita de Madrid y faro que siempre orienta hacia Jesús, que desde el 25 de octubre de 2014 guiará los pasos de Monseñor Osoro.
Las espigas de trigo que ahora se incorporan al escudo del arzobispo madrileño son el recuerdo feliz del patrono de Madrid, san Isidro labrador, que se santificó trabajando en el campo y haciendo de la agricultura un campo feliz de gracia.