Queridos hermanos y hermanas:
Un año más celebramos con gran alegría la Jornada Mundial de las Misiones en la archidiócesis de Madrid, conscientes de la necesidad que tenemos de vivir en comunión para que toda la humanidad pueda superar esta gran crisis sanitaria y económica que la pandemia nos hace vivir.
Este año el lema elegido por el Papa Francisco, «Aquí estoy, envíame» (Is 6, 8) nos recuerda en primer lugar la llamada que el Señor nos hace a cada uno de nosotros; sin esta llamada personal, nuestro corazón no podría responder: «¡Aquí estoy!». Es la generosidad de un corazón interpelado por el amor de Dios el que nos hace decirlo.
En segundo lugar respondemos: «¡Envíame!». Queremos estar disponibles para el Señor. Enviados por la Iglesia a evangelizar nos convertimos en instrumentos en sus manos, instrumentos de su amor, de su paz, de su esperanza… Instrumentos que permiten que el Evangelio siga llegando a todos los pueblos y siga tocando y transformando el corazón de los hombres.
Para escuchar esta llamada y poder responder a ella es necesario el encuentro con Cristo en su Iglesia, lugar donde se encarna, donde todas nuestras preguntas, nuestros miedos y dudas encuentran respuesta. La vocación no es algo abstracto, se hace vida en medio de la Iglesia, que confirma y hace crecer la vocación del hombre acompañándolo en todos los momentos de su vida.
Son muchos los pueblos que no pueden celebrar la Eucaristía de manera habitual. Nosotros, a causa del confinamiento y por la emergencia sanitaria, hemos podido compartir con estas comunidades esta necesidad de Jesucristo Eucaristía. Es urgente rezar para que sean muchas las vocaciones suscitadas por el dueño de la mies y fomentar en nuestras comunidades el discernimiento vocacional.
La diócesis de Madrid tiene 593 misioneros y misioneras, que respondieron a la llamada del Señor y dejándolo todo fueron enviados por la Iglesia diocesana a llevar el Evangelio. Sacerdotes, religiosas y religiosos, consagrados, seglares y familias en misión, que respondieron con generosidad y disponibilidad a Jesucristo y que, repartidos por los cinco continentes, hacen ver el amor que Dios tiene a todos los pueblos.
Os animo a todos a colaborar en esta jornada que nos propone el Papa Francisco a través de las Obras Misionales Pontificias de Madrid. Con nuestra oración y sacrificios ofrecidos por los misioneros, pidiendo por las vocaciones a la misión ad gentes y con nuestra ayuda económica sostendremos la misión de la Iglesia en los 1.115 territorios de misión que dependen directamente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Virgen María, Nuestra Señora de la Almudena, te pedimos que acompañes a nuestros misioneros, les des fortaleza y consuelo en las dificultades e ilumines a nuestros jóvenes para que descubran la belleza de la misión de la Iglesia.
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos, Cardenal Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid