Queridos familiares de nuestros misioneros y misioneras:
Cada año es un regalo nuevo que el Señor nos hace, también a vosotros que os reunís para celebrar cada 25 de diciembre el nacimiento de nuestro Dios en carne mortal. Sí, es un regalo de Dios ver que el Señor nos sigue cuidando y nos da la alegría de ver que sigue creciendo el número de personas que le conocen y quieren.
Nuestros misioneros, vuestros misioneros de modo íntimo, contribuyen a que el amor y la paz que Dios ha anunciado a través de los ángeles a los pastores de Belén sea realidad en el corazón y en las sociedades de la gente a la que están llevando el Evangelio. Sin duda el Señor los mira con un profundo afecto. Él también vino a la tierra a compartir con los hombres, contigo y conmigo, nuestros dolores y sufrimientos, nuestras alegrías y proyectos, pero, sobre todo, para decirnos que en el Cielo tenemos un Padre que nos quiere con locura y está dispuesto a lo que sea por llenar nuestras vidas de paz, ilusión, esperanza y amor.
Ese familiar tuyo, vuestro, que hoy está lejos de vosotros está haciendo realidad ese anuncio de Cristo, y está haciendo posible que muchas personas puedan celebrar, como nosotros y con nosotros, que Dios ha venido a visitarnos.
Yo os deseo, a los que habéis tenido la suerte de tener un hijo, una hija, un sobrino o un hermano misionero, una feliz Navidad y le pido al Niño Dios que os ilusione cada día con la seguridad que nos da sabernos acompañados siempre por un Dios tan tierno y cercano.
Os encomiendo a la Virgen María, nuestra Madre que desde el cielo os cuida a vosotros y a nuestros misioneros. Que Ella os llene de la alegría del Espíritu Santo. Rezad también por mí y por la diócesis de Madrid, para que no nos cansemos nunca de anunciar que Cristo vive. ¡Muy feliz Navidad y un gran año 2018!
Con gran afecto y mi bendición,
+ Carlos Card. Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid