Desde Ecuador siguen llegándonos testimonios de cómo se vivió la noche del sábado el terrible terremoto y cómo están siendo las horas y los días posteriores. En Quito, la capital, el padre Artemio López informa que allí «no nos ha afectado mucho, estamos bien todos afortunadamente. Donde sí que ha habido daños ha sido en nuestras casas de Bahía de Caráquez, más concretamente en las parroquias que llevamos, donde se calcula que ha habido 10 o 12 muertos».
Además de las pérdidas personales, las estructuras de algunos edificios de la zona han sido dañados. «En la parroquia de la Merced no ha habido daños, pero en la nuestra del Sagrado Corazón sí que parece que han aparecido grietas». Y es que, «esa misma noche hubo 55 réplicas y la última vez que pudimos hablar con la gente de allí nos contaba que el lunes por la mañana volvieron a sentirse temblores de hasta 5 grados».
«Están viviendo una situación muy dramática porque están prácticamente incomunicados. Se han agrietado carreteras, derrumbado puentes... incluso por Internet o por teléfono es muy difícil hablar con ellos porque hay pocos momentos en los que se pueda contactar», destaca el padre Artemio López.
Rápidamente se ha constituido una Comisión de Ayuda y a ella se ha sumado el p. Pedro que «salió para Pedernales, una población enfrente del epicentro que está prácticamente derruida. El arzobispo de la zona llamó a voluntarios y sacerdotes con la intención de que acudieran a ella para ayudar en todo lo que se pudiera».
En las pocas ocasiones que han podido hablar con los hermanos de Bahía de Caráquez se les ha solicitado, a la comunidad de Quito, que lo que más necesitan en estos momentos «es comida y medicinas, además de mano de obra cualificada para reconstruir la ciudad, sin olvidarse de pedir médicos y psicólogos».