España

Miércoles, 04 octubre 2017 14:37

El DOMUND es oración, testimonio de vida y comunión de bienes, dice el obispo de Huelva

Con motivo de la jornada del DOMUND, del domingo 22 de octubre, el obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana Blasco, escribe a sus fieles diocesanos recordándoles las tres peticiones del papa Francisco y animándoles a reflexionar sobre ellas: la oración, el testimonio de vida y la comunión de bienes.

«La próxima celebración del DOMUND, en el penúltimo domingo de octubre, vuelve a ser una llamada a la Iglesia que, en el camino del seguimiento de Cristo, celebra sus misterios a lo largo del Año litúrgico. La Jornada Mundial de las Misiones quiere ayudar a la comunidad cristiana a espolear su conciencia misionera, porque, no lo olvidemos, una Iglesia que no es misionera, que no anuncia a Jesucristo con sus palabras y con sus obras, estaría haciendo dejación de su misión, desoyendo el envío del Señor. El DOMUND, como nos recuerda el Santo Padre, ‘es una ocasión favorable para que el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, de testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización’.

Es el momento, pues, que nuestra Iglesia diocesana de Huelva reflexione sobre estas tres peticiones del Papa:

1. La oración. Con razón ha dicho el Papa Francisco que la oración: ‘Es la fuerza más grande de la Iglesia, que nunca debemos dejar, porque la Iglesia da frutos si hace como la Virgen y los Apóstoles, que «perseveraban unidos en la oración», cuando esperaban el Espíritu Santo. Perseverantes y firmes en la oración. De lo contrario, se corre el riesgo de apoyarse donde sea: en los medios, el dinero, el poder; y luego la evangelización desvanece y la alegría se apaga y el corazón se hace aburrido’.

Por eso la misión está tan unida a la oración. Así lo entendieron muchos miembros de la Iglesia, como por ejemplo Santa Teresa del Niño Jesús, carmelita contemplativa que, sin salir de su convento, convirtió su preciosa vida en ofrenda por las misiones, de las que hoy es Patrona.

2. El testimonio de vida. Aquí estriba uno de los elementos esenciales de la misión, por el poder de cambiarnos que tiene el Evangelio. Es decir, como recuerda el Papa, que la misión está fundamentada ‘sobre la fuerza transformadora del Evangelio’. Así, el testimonio de vida es el que ‘prueba’ que el encuentro del seguidor de Jesús es con una Persona: el Señor, y que ese encuentro cambia la vida. El testimonio de los cristianos ha hecho siempre avanzar a la Iglesia. El testimonio de los cristianos ha hecho nacer muchas vocaciones misioneras, el testimonio de la vida siempre es misionero: ‘el Evangelio ayuda a superar la cerrazón, los conflictos, el racismo, el tribalismo, promoviendo en todas partes y entre todos la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir’. Porque, a través del Evangelio vivido, Jesucristo ‘se hace continuamente carne en cada situación humana’.

3. La comunión de bienes. Quizá uno de los testimonios de vida más acuciantes en nuestra sociedad sea la comunión cristiana de bienes, que se fundamenta en la primacía de Dios sobre los ‘dioses’ que nos esclavizan, entre ellos el dinero. Es también la concreción en obras, las obras de Cristo que sigue actuando, de la comunión de los santos expresada en la oración.

Tantos proyectos, tantas iniciativas misioneras: desde la construcción de una iglesia, a la de una escuela o un dispensario, la apertura de un pozo, el mantenimiento de un seminario en un país de misión, los medios para la catequesis de adultos y de niños, los proyectos de evangelización, caridad y liturgia de las iglesias jóvenes, etc... pueden y deben ser sostenidos por nuestras comunidades, como la mejor expresión de la universalidad y catolicidad de la Iglesia, de nuestra preocupación por los miembros de Cristo que están recibiendo en muchos casos el primer anuncio de la fe. Es decir, abriendo nuestro horizonte, ampliando nuestra mirada a la Iglesia presente en todos los rincones del mundo, sintiéndonos copartícipes de la misión de anunciar el nombre de Cristo a todos los pueblos.

Que María, Reina de las Misiones, nos ayude a todos a ser misioneros con la oración, el testimonio de vida y la comunión de bienes».

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