La situación de persecución que los cristianos sufren en Oriente, especialmente en los territorios dominados por el Estado Islámico, podría reproducirse en Europa ante la debilidad espiritual que muestran las sociedades occidentales. Éste ha sido uno de los mensajes que ha transmitido el refugiado sirio Claude Zerez durante el encuentro que ha mantenido con estudiantes de la Universitat Abat Oliba CEU.
Después de aludir al exterminio que sufrieron los cristianos que vivían en el Imperio Otomano a principios del siglo XX, el ponente ha señalado que esto podría reproducirse en un futuro en Europa. «Espero equivocarme, pero hay riesgo de que pueda suceder lo mismo en Europa, con la llegada del islamismo radical y el debilitamiento del cristianismo». De hecho, Europa ya es parte fundamental del engranaje de ISIS, pues de países europeos proceden muchos de los terroristas islámicos. La crisis de espiritualidad también juega aquí un papel central, a su juicio, pues «en el Estado Islámico hay expertos en detectar jóvenes con vacío existencial que son luego captados». Se trata de personas que se alistan en la yihad porque han perdido «la noción de familia, la noción de Dios y la noción de sus raíces», ha expuesto.
Según ha explicado, el conflicto en Siria pone en riesgo una realidad de convivencia entre religiones que ha durado catorce siglos y que, a pesar de todas las dificultades, aún pervive. «En Siria, cristianos y musulmanes nos enfrentamos juntos al hambre y la miseria», ha descrito. Además, cristianos y musulmanes moderados comparten también el desagraciado hecho de ser objetivo común de la violencia del Estado Islámico. Para la armonía inter-confesional e interétnica en Siria, la desaparición de los cristianos de Oriente sería «un desastre», ha apuntado Zerez, pues históricamente éstos han jugado un papel de «puente» entre las distintas comunidades sirias (kurdos, drusos, suníes y alhauitas).
El ponente, que actualmente vive en Francia tras verse obligado a abandonar Alepo, donde era profesor de universidad, después de que los yihadistas asesinaran a su hija, no vislumbra soluciones al conflicto que sufre su país. «Hace falta un milagro para que Siria no desencadene una Tercera Guerra Mundial porque cada país implicado tiene un interés diferente», ha lamentado. En este sentido, también ha denunciado la hipocresía de las grandes potencias, que priorizan sus intereses políticos y económicos a la solución de la crisis humanitaria.