«Estamos ya próximos a celebrar el nacimiento de Jesús. Y lo hacemos, no puede ser de otro modo, en medio de la realidad de nuestro mundo. Una realidad que a menudo experimentamos envuelta en la noche, en esa oscuridad que toma mil nombres: exclusión, refugiados, pobreza, soledad… y que se encarna en la vida y en el rostro de nuestros hermanos. Pero es ahí, justamente ahí, donde estamos llamados a rastrear la presencia del Dios - con - nosotros. Podremos hacerlo si, como los pastores, estamos cerca y, de un modo u otro, nos exponemos a la intemperie, nos desprotegemos, y nos atrevemos a salir de nuestro lugar y ponernos en camino.
Hoy, el Señor se sigue haciendo presente a través de mediaciones que nos envuelven, de un modo u otro, de su claridad. Si leemos con hondura, si escuchamos atentos, si estamos cerca… seguro que cada uno de nosotros las reconocemos: en el compartir de los pobres con los pobres, en la acogida a quien se ha quedado sin techo, en la proximidad a quien vive el desarraigo, en el servicio a los pequeños, en la ternura y el cuidado de los más débiles, en la entrega humilde de la vida en favor de los demás…
Celebrar la Navidad, la proximidad del Dios - con - nosotros, pasa sin duda por reconocer en las pequeñas señales de humanidad y de bondad, la presencia del Señor que está cerca, que nos llena de alegría, y que hace que en medio de la noche del mundo experimentemos que el Señor nos envuelve de su claridad, reconozcamos que “la noche es tiempo de salvación” y como los pastores no podamos menos que “glorificar y alabar a Dios por todo lo que hemos visto y oído”.
Que, en esta Navidad, experimentemos con gozo que Dios envuelve a nuestro mundo y a cada uno de nosotros con su claridad, experimentemos la buena noticia de que Dios se hace cercano, se encarna humildemente, y no podemos dejar de anunciarlo.
¡Feliz Navidad ! ¡Feliz 2018!
Con cariño fraterno».