El arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio, aseguró que «ser sacerdote es una tarea ardua, pero gratificante». Así lo indicó en la homilía de la Eucaristía que presidió en la catedral compostelana, con ocasión de la celebración de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español. Monseñor Barrio, a quien acompañaban su obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández González, y el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, monseñor Francisco Pérez González, invitó a los sacerdotes concelebrantes a redescubrir «la bondad, la belleza y la grandeza del misterio del sacerdocio». Muchos de los presbíteros presentes, más de cuarenta, celebraban sus bodas de diamante, oro y plata, al cumplir este año 60, 50 y 25 años de su Ordenación sacerdotal.
«Con todo agradecimiento os felicito fraternalmente a vosotros, queridos sacerdotes», comentó el arzobispo compostelano, «que celebráis las Bodas de Diamante, Oro y Plata sacerdotales. Damos gracias a Dios. Son años de sacerdocio en que todos vamos experimentando que el Señor enriquece nuestra pobreza y fortalece nuestra fragilidad, recordando que es Jesús quien nos ha elegido».
El Papa Francisco ha enviado una Bendición Apostólica a estos sacerdotes, extensiva a sus familiares y a todos los participantes en la celebración que tuvo lugar en la SAMI Catedral de Santiago.
Con anterioridad a la celebración eucarística en la catedral, los sacerdotes diocesanos habían podido asistir a una conferencia impartida por el arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez González, quien también había dirigido una tanda de ejercicios espirituales. Al acabar la Misa, se realizó un homenaje a los sacerdotes del Presbiterio que celebraban el aniversario de su Ordenación, en el curso de un almuerzo de confraternización.
San Juan de Ávila (1500-1569), patrono del clero secular español, destacó por su santidad de vida y por su celo apostólico. Fue pionero en la creación de centros de formación sacerdotal, anticipándose al Concilio de Trento, que decretó la creación de los Seminarios Diocesanos. La sabiduría de su magisterio hizo que el Papa Benedicto XVI lo proclamase Doctor de la Iglesia en el año 2012.