España

Viernes, 02 diciembre 2016 10:19

Testimonio en Asalto al Cielo de un matrimonio que ha afrontado con valentía el nacimiento de una hija con graves anomalías

Nacho y Paula son un matrimonio luchador. En la primera semana del embarazo de su tercera hija, la madre contrae un virus muy peligroso para la niña. Los médicos presionan para que aborte. Los dos asumen las dificultades que vendrán y deciden acoger y amar a su hija. Una cadena de oración moviliza a muchos pidiendo el milagro de su curación. El milagro llega: se llama Eugenia, aunque nace con graves anomalías. En medio de su confusión y sufrimiento, incluso de su rebeldía, ambos experimentan la presencia y la acción bondadosa de Dios que les sostiene y ayuda. El Retiro de Emaús y una peregrinación a Medjugorie les ayudarán a ver a su hija como un milagro de Dios. Hoy, a través de la asociación fundada por ellos, Rum4smile o Yo corro por Eugenia, ayudan a muchos padres que pasan dificultades parecidas.

Darán testimonio el próximo sábado, 10 de diciembre, en la Vigilia de testimonio, adoración y alabanza Asalto al Cielo, en la Parroquia de Colmenar del Arroyo.

Nacho y Paula, matrimonio feliz abierto al don de los hijos

Nacho y Paula son un joven matrimonio madrileño que vivía una vida tranquila de pareja con sus dos hijas pequeñas. Trabajando los dos, y con sus dos pequeñas, disfrutaban del amor y de la entrega de una vida matrimonial y familiar serena y gozosa. Ambos son católicos practicantes.

Al año y tres meses de dar a luz a su segunda hija, Paula queda embarazada de su tercera hija. Aunque al principio les asustó la idea, estaban felices porque siempre habían querido una familia numerosa. Durante las primeras semanas Paula empezó a sentirse muy cansada y con muy mal cuerpo. Lo consideró algo normal, trabajando y con otras dos niñas pequeñas. En Enero del 2012, tras varios ecos y analíticas en las que les decían que algo no iba bien, les confirman que la niña ha sido afectada por un virus: el citomegalovirus. Este virus normalmente no es peligroso. Como un simple catarro, la mayoría de los niños lo pasan sin más problemas. Pero si uno lo coge por primera vez durante el embarazo, como fue el caso de Paula, y en el primer trimestre de la gestación, las consecuencias para el feto son gravísimas porque el virus se alimenta del cerebro del feto. A partir del diagnostico de los médicos, Paula y Nacho van viendo como la cabecita de su bebé no va creciendo como debería.

Los médicos les presionan para que aborten

Comienza para ellos una etapa tremendamente dura. Los dos experimentan sentimientos de dolor, de miedo, de indefensión, de soledad. Constatan que nadie les entiende ni ayuda. Es un momento enorme de impotencia. Se hacen mil preguntas: «¿Cómo es posible?» «¿Qué he hecho yo para contraer este virus?» «¿Por qué nos ha tocado a nosotros, si somos unos padres jóvenes y sanos?» Paula se levantaba cada día pensando que aquello no es real. Además se siente muy culpable pensando que por culpa de su virus su hija está enfermando.

A este dolor tan grande se le sumó el hecho de que todos los médicos a los que les iban derivando les empujaban a abortar. Les decían que su hija iba a ser como una tabla, un vegetal que no iba a poder comer por sí misma ni respirar sin ayuda, que iba a tener una dependencia de ellos total, y que tendrían que adaptar su casa para meter mil aparatos que su hija habría de necesitar.

Abortar, incluso fuera de los plazos señalados por la ley

Nacho y Paula no encuentran ningún apoyo de los médicos para tener a su hija, pero sí todas las facilidades para abortar. Incluso les llegaron a decir que, a pesar de que hubiera trascurrido el periodo legal para abortar, podrían hacerlo justificándolo con que tal situación podría provocar en la madre mucha ansiedad y depresión. Pero ellos ni se plantean por asomo abortar a su hija. Sin embargo, la presión a la que fueron sometidos por las autoridades sanitarias les ha hecho comprender a los padres que, sometidos también a tantísima presión y sin ninguna ayuda de las instituciones públicas, elijen como única salida el aborto.

Nacho acompaña y sostiene a su mujer con enorme optimismo y serenidad

En esos momentos, Nacho, el marido, afronta la situación con un optimismo enorme y con gran tranquilidad. De este modo va contagiando a su mujer su optimismo y su serenidad. Los dos se apoyan y se sostienen mutuamente. Fuertemente unidos, y sin dejarse vencer por la presión que ejercen sobre ellos los médicos, deciden seguir adelante con el embarazo de su hija, a la que cada día la quieren y desean más.

Rezan por su hija y se sostienen mutuamente

Los dos empiezan a rezar juntos. Piden el milagro de la curación de su hija. Confían en que, aunque su oración sea sólo por «interés», agrada a Dios y les escucharía. Hablan mucho y se consuelan pensando que aunque su hija naciera tan enfermita, se tendrían siempre el uno al otro, y que sus cenas y copas, que siempre les habían gustado, las seguirían disfrutando juntos, aunque fuera en casa cuidando de su bebé.

Un pensamiento se fue abriendo en los dos: que ellos eran los primeros que tenían que querer a su hija con todo el corazón. Sólo así los demás la querrían también. De este modo, crece en ellos el deseo de esta niña, y conforme pasan los días su amor por ella se hace más intenso. El amor por su hija empieza a contagiarse muy rápidamente entre sus amigos, despertando un movimiento de amor y de compasión por su bebé en gestación, y por sus padres.

Cadena de oración por la niña y su familia

En esta situación, Paula recibe la llamada de una muy buena amiga del colegio, que le dice: «Voy a montar una cadena de oración para rezar 24 horas por Eugenia, -que así se llamaría-, para que nazca sanita. ¡Vamos a arrancar entre todos este milagro del Cielo!» Esta iniciativa fue para los dos un gran regalo y un enorme apoyo que los sostendrá durante los meses de embarazo que les quedaban. A esta cadena de oración se empieza a unir la familia, los amigos, algunos conocidos, incluso gente completamente desconocida para ellos. Se genera una preciosa red de oración por Eugenia, incluso fuera de España. El matrimonio empiezan a recibir mensajes de cariño, de apoyo y de agradecimiento por su valiente sí a la vida. Otros les decían que llevaban muchos años sin rezar un rosario o asistir misa, pero que se habían comprometido a volver a rezar o a ir a misa, pidiendo el milagro para Eugenia.

Paula y Nacho empiezan a experimentar una gran necesidad de Jesús. Retoman la misa diaria y empiezan a descansar en el Señor, a apoyarse más en Él y a ofrecerle su sufrimiento. Durante los meses de embarazo el Señor fortaleció la fe y la confianza de los dos. Sin ella, no hubieran sido capaces de llevar esos últimos meses de embarazo con tanta serenidad, paz y fortaleza, seguros de que, pasara lo que pasara, sería para bien de ellos y de la familia.

Y el milagro llegó: nace Eugenia

El 16 de mayo del 2012 ocurrió el milagro, pero no el que ellos esperaban. Nace Eugenia. La niña viene con una afectación cerebral muy severa y es totalmente sorda, pero no tiene necesidad de ayuda para respirar y succionar.

A pesar de lo deseada que fue por parte de sus padres y de tantos amigos que se alegraron tanto de su venida, es un momento muy duro para el matrimonio. Se sienten desilusionados y llenos de pena. Paula piensa: «¿Dónde habían ido a parar todos los rosarios y misas de tanta gente?» «¿Cómo el Señor no nos había concedido el milagro después de toda la gente que habíamos acercado a Dios?» Estas preguntas se las hacía continuamente pero no quería decirlas en alto pues Nacho estaba hundido totalmente, e incluso se había rebelado con Dios, eliminándolo totalmente de su vida. Paula, por el contrario, a pesar del golpe tan grande, seguía teniendo esa fe y esa confianza ciega en el Señor. No entendía nada, pero sabía que Dios era su Padre, y un Padre siempre quiere lo mejor para su hijo: «Él no me iba a dejar sola en esta batalla».

Nuevos agobios y preocupaciones

Empiezan unos meses muy difíciles en el que tuvieron que familiarizarse con muchos medicamentos de su hija, visitas a muchos especialistas, muchas idas y venidas a fisioterapeutas, logopedas, muchos sustos de salir corriendo a Urgencias. A ello hay que añadir el agobio de tener que sacar dinero «extra» para poder hacer frente a todas las necesidades de su hija Eugenia: sobretodo los fisioterapeutas diarios, fundamentales para ella, que son un auténtico dineral, audífonos, gafas, ...

Rum4smile o Yo corro por Eugenia, ayudando a muchas familias españolas

Cuando la situación se complica, empiezan a aparecer las primeras luces. Nacho se presenta un día en casa y le dice a su mujer: «Voy a empezar a correr por Eugenia, a ver si alguna empresa o patrocinador nos conoce y quiere ayudarnos a costear todos los gastos». A Paula le parece una idea genial, tanto para la niña como para él, que necesita desfogar todo el dolor, la impotencia, y la rebeldía que tiene. Y lo que empezó como una cosa puntual para recaudar dinero para la fisioterapeuta de Eugenia, terminó convirtiéndose en una asociación, Rum4smile (R4S) o Yo corro por Eugenia, que está ayudando a muchísimas familias de toda España a través de los fondos que recaudan con los eventos deportivos que van montando, mercadillos de ropa, fiestas... etc.

¡Embarazada de mellizas!

A los 9 meses de haber dado a luz a Eugenia, y ya hechos a la situación, les llega una inesperada sorpresa: ¡Paula se vuelve a quedar embarazada! Llegan de nuevo los miedos: otro embarazo que pudiera tener complicaciones, el agobio de llegar a todo, cuando ya les costaba dar abasto con lo que tenían en casa. Los dos primeros meses los llevó en secreto por miedo al infarto que podía darle a su marido con la noticia. Hasta que en una eco le dice la ginecóloga a Paula: «No me lo puedo creer: ¡Vienen dos!».

Paula entra en estado de shock total. Se lo comunica a su marido, que queda traspuesto y sin podérselo creer. De nuevo los meses del embarazo se convierten en meses de incertidumbre y de preocupación porque todo fuera bien. De nuevo, como testimonian ellos: «El Señor nos tomó a los dos de la mano y nos llevó, dándonos mucha paz y serenidad». Sentían que, aunque a los ojos de los hombres y suyos, era una locura, Dios quería premiar el Sí que ellos le habían dado a Su Voluntad, con otro nacimiento con el que poder disfrutar, sin sobresaltos, de un bebé sano, desde el primer momento de gestación.

En diciembre del 2013 nacieron las dos mellizas: ¡Otras dos preciosas niñas!: Paula y Covadonga; regordetas, sanísimas y simpáticas.

Cinco niñas

Fue un momento duro para los dos, sobre todo físicamente: Adriana con 5 años, Lucia con 3, Eugenia con año y medio y las dos recién nacidas. Pero de nuevo, como dice Paula, no les faltó la ayuda de lo alto: «nuestro Padre del cielo se encargó de ponernos miles de ángeles de la guarda para ayudarnos..., desde mis suegros y cuñadas, que siempre nos han acompañado organizando comidas familiares para estar juntos, echando millones de manos con las niñas y consolándonos en todos los momentos, hasta nuevas amigas que Dios me ha ido poniendo y que me han enseñado lo que es una amistad del alma y verdadera».

Unidos los dos, pero no sin tensiones ni enfrentamientos

Eran un matrimonio fuertemente unido, pero no exento de tensiones y de dificultades. «Nacho y yo nos apoyábamos y queríamos mucho –dice Paula-, pero en momentos críticos o de tensión que teníamos con Eugenia surgían enfrentamientos porque no enfocábamos las cosas de la misma manera». Además, Nacho seguía echándole la culpa a Dios de la enfermedad de Eugenia y de no haberles escuchado. Paula, por su parte, le reprochaba a su marido su actitud ante Dios.

Un día, una buena amiga comenta a Paula que la Virgen en Medjugorje pidió a sus hijos que hablaran menos y rezaran más. Paula se da cuenta entonces de lo mal que estaba haciendo con su marido, atosigándole con que se debía confesar, ir a Misa, etc., pero sin rezar nada por él. A partir de ese momento, Paula empieza rezar a diario, con todo su corazón, por la conversión de su marido.

«Y como la Virgen es nuestra súper Madre que no nos niega nada -cuenta Paula-, mi marido hace un año y medio hizo el retiro de Emaús y tuvo una conversión impresionante». Como cuenta el propio Nacho, para él el retiro de Emaús fue como sentarse en el diván de una consulta de psicólogos, pero en la que los psicólogos fueron Jesús y la Virgen, con los que estuvo todo el fin de semana desahogándose con Ellos. Como dice su mujer: «La misma tarde en que terminó el retiro, Nachete tenía otra mirada, y una expresión de paz y de serenidad increíble». «Solo me dijo una frase: Estoy feliz, me he encontrado con Dios y empiezo una nueva vida, pero ya junto a Él».

El encuentro con la Madre, en Medjugorie

Al cabo de unos pocos meses Nacho y Paula deciden ir a Medjugorje para dar gracias a Dios por todos los regalos que estaban recibiendo del Cielo. «Fue un viaje maravilloso –cuenta el matrimonio- en el que los dos nos llenamos del Amor de Dios a través de nuestra Madre».

Allí la Virgen les hace comprender una misión más grande para la asociación que ellos habían fundado: «la Virgen nos puso en el corazón que la asociación que habíamos fundado, no solo debía ser para ayudar económicamente a las familias, sino para compartir nuestra experiencia de vida, y cómo el rezar juntos, apoyarnos y confiar los dos en el Señor, nos había unido como matrimonio y nos estaba ayudando a afrontar nuestro día a día con mucha más paz y felicidad, a pesar de tener una enfermedad en casa».

Así que se volvieron de Medjugorie con más de 150 rosarios para repartir entre todas las familias con niños que estaban ayudando, y para sus asociados y colaboradores.

Ayudando a las familias que están sufriendo

Hoy Nacho y Paula están disponibles para ayudar a las familias que necesitan acogida, escucha y apoyo. Como dicen: «Hoy recibimos en nuestra casa a matrimonios que están pasando por una situación similar por la que pasamos nosotros, para charlar y que conozcan nuestra familia de primera mano, damos testimonio los dos en la Parroquia, en los Cursillos pre-matrimoniales, en las asociaciones que nos invitan, en el Retiro de Emaús, y donde el Señor nos va pidiendo».

Para Nacho y Paula la enfermedad de su hija es una difícil situación que les demanda una total entrega a su hija, que es totalmente dependiente de ellos. Pero como dice Paula: «La cruz de esta enfermedad, que yo la vivo diariamente, es un misterio que humanamente no se entiende, y que uno la rechaza. Pero si le abres de par en par tu corazón y tu vida a Dios y le dices “Hágase tu Voluntad, aunque duela”, esa cruz empieza a convertirse en gozo, pues te das cuenta que tú con tu pequeñez de hombre puedes ayudar a la salvación de las almas. Y además, Dios es tan Bueno y tan Padre que en el momento que le dices Sí, la cruz acaba llevándola Él, porque como habéis visto, te pone millones de ángeles para ayudarte, y te cuida preocupándose de las cosas más pequeñas, como son las materiales».

Un Dios que provee en la necesidad

Nacho y Paula ven la mano de Dios que les provee en cada necesidad: la casa adecuada (incluso viven en la calle Virgen del Pilar), las personas siempre disponibles para ayudarlos, también a través de las muchas empresas que quieren colaborar con Run4Smiles, la asociación fundada por ellos para ayudar a las familias necesitadas de apoyo en casos semejantes a los de Eugenia.

Nacho y Paula han podido comprobar cómo el Señor ha escuchado todas y cada una de las oraciones que le han sido dirigidas por Eugenia y por ellos. Han podido ser testigos de que el milagro pedido por ellos y por tantos llegó. Es su hija. En todas las circunstancias difíciles de su gestación, de su nacimiento y de los cuidados que lea exige, han experimentado Su compañía, Su bondad, Su solicitud amorosa, Su fuerza y Su paz. Además, son muchísimos los que están siendo profundamente tocados por ella, por su historia, y por las circunstancias difíciles que les rodean a ella y a sus padres.

Eugenia, sin poder hablar ni expresarse, está abriendo los ojos de muchos a la fe, para que puedan ver sus vidas desde un punto de vista sobrenatural, haciéndose cada vez más conscientes de que lo verdaderamente importante de esta vida no es ni la salud física, ni tener las necesidades materiales cubiertas, sino la salud del alma, para poder llegar al Cielo y gozar eternamente de Dios. Como reconocen Nacho y Paula, «la única que tiene su Cielo asegurado es Eugenita». Ella, sin saberlo, se ha convertido en el instrumento que Dios les ha dado para santificarse ellos, su familia, y tantos que gracias a ella están abriendo el corazón a Dios.

Testimonio

En medio del Adviento, tiempo de preparación para la celebración del nacimiento del Hijo de Dios, Nacho y Paula compartirán su testimonio el próximo sábado 10 de diciembre en la Vigilia de testimonio, adoración y alabanza Asalto al Cielo, en la parroquia Asunción de Nuestra Señora, de Colmenar del Arroyo.

Su párroco invita a todos los que quieran tener un momento fuerte de encuentro con Dios, lo estén buscando, o estén pasando por un momento de necesidad o de sufrimiento.

Programa

17:00 horas.- Meditación de los misterios del Rosarito
18:00.- Testimonio
19:00.- Adoración Eucarística
20:00.- Santa Misa

Asalto al cielo es una iniciativa misionera desarrollada por el párroco de Colmenar del Arroyo, Álvaro Cárdenas, de la diócesis de Getafe, como respuesta a la exigencia misionera de la Iglesia, a la llamada insistente que el Papa está dirigiendo a la Iglesia, y a la propuesta misionera que el obispo de Getafe, monseñor Joaquín López de Andújar, está haciendo a su diócesis.

Para cualquier aclaración o información: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

¿Cómo llegar desde Madrid?

Tomar la carretera M501 dirección San Martín de Valdeiglesias, y continuar dirección San Martín de Valdeiglesias hasta la salida 37, dirección Chapinería, Colmenar del Arroyo y Valdemorillo. Tomar el desvío hacia Colmenar del Arroyo, y seguir recto hasta la Pza. de España, s/n, donde está la parroquia.

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