En un miércoles soleado de inicio de otoño, el papa Francisco realizó la audiencia general a la cual llegó en el jeep abierto. En la plaza de San Pedro le esperaban unos 30 mil peregrinos agitando pañuelos y manifestado con gritos y cantos su alegría. El Santo Padre, hizo detener varias veces el vehículo para saludar y bendecir a ancianos y niños.
«Queridos hermanos y hermanas: “Mientras hay vida hay esperanza”, es una frase que solemos escuchar, pero yo creo que es más bien al contrario, es la esperanza la que sostiene, protege y hace crecer la vida», dijo el Pontífice al resumir en idioma español su catequesis.
«Pero esta virtud tan importante tiene también importantes enemigos», dijo. Y precisó: «Pensemos en un joven acostumbrado a recibir todo inmediatamente, a quien no se le ha enseñado la virtud de la espera y la paciencia, su alma se va vaciando de anhelos e ilusiones y esto es un obstáculo para la esperanza».
Señaló que «otro enemigo es la apatía, que nos hace ver los días como monótonos y aburridos», e invitó a «luchar contra esto, pues Dios nos ha creado para la felicidad y no para que perdamos el tiempo en pensamientos melancólicos».
«La esperanza es la virtud del pobre, del campesino, del trabajador y del emigrante que se pone en camino buscando un futuro mejor, así como también la de quien está abierto a la acogida, al diálogo y al conocimiento mutuo; es la virtud que empuja a todos a «compartir el viaje» de la vida, por eso no tengamos miedo a compartir el viaje, no tengamos miedo a compartir la esperanza».
Por ello, invitó: «Ante las tentaciones, acudamos a Jesús, Él nunca nos abandona, y repitamos con confianza: “Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí que soy pecador”».
Concluyó sus palabras en español, saludando «cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a los grupos provenientes de España y Latinoamérica».
«Deseo que hoy tengamos un recuerdo en la oración -concluyó el Papa- por las víctimas y damnificados que deja tras de sí el huracán que en estos días ha azotado el Caribe, y en modo particular Puerto Rico. Que Dios los bendiga».