El Pontífice recibió en audiencia a una delegación del Consejo Metodista Mundial con motivo del 50º aniversario del diálogo teológico metodista-católico.
Francisco recordó que «el Concilio Vaticano II exhorta a atender a una mayor profundidad de conocimiento y a una apreciación más justa entre los cristianos de diversas confesiones a través de un diálogo que proceda con amor de la verdad, con caridad y con humildad».
«El diálogo verdadero anima continuamente a encontrarnos con humildad y sinceridad, deseosos de aprender los unos de los otros, sin irenismos y fingimientos».
«Somos hermanos que, después de un largo tiempo alejados, estamos felices de reencontrarnos y de redescubrirse, de caminar juntos, abriendo con generosidad el corazón al otro».
Por otro lado, destacó lo hermoso de «ver como el Señor siembra largamente sus dones, ver a hermanos y hermanas que abrazan en Jesús nuestra misma razón de vida» y pidió «reforzar recíprocamente el testimonio de la fe».
El Pontífice explicó que «la fe es tangible sobre todo cuando se concreta en el amor, y en particular en el servicio a los pobres y a los marginados».
«Cuando católicos y metodistas acompañamos y levantamos juntos a los débiles y marginados respondemos a la invitación del Señor».
El Obispo de Roma afirmó que se abre una «nueva fase de diálogo» que necesita de «oración y caridad» porque si no nunca se llegará a la «plena comunión entre nosotros».
«Que vuestro trabajo sobre la reconciliación sea un don, y no solo para nuestras comunidades, sino para el mundo; que sirva de estímulo a todos los cristianos para ser ministros de reconciliación».