El Pontífice recibió en audiencia a miembros de la Federación Internacional de las Universidades Católicas, una vez concluyeron en Roma un congreso internacional sobre refugiados e inmigrantes, y les pidió ayudar a estudiar a refugiados y favorecer materias para reflexionar sobre el drama de la inmigración.
El Papa afirmó que un aspecto esencial en la formación católica es «mira a la responsabilidad social, para la construcción de un mundo más justo y más humano».
Francisco recordó que las universidades católicas «han buscado siempre armonizar la búsqueda científica con la teológica, poniendo en diálogo razón y fe». Por ello, invitó a «individualizar soluciones prácticas también a largo plazo» en materia de migración, para evitar que muchos se vean obligados a emigrar.
«También es importante reflexionar sobre las reacciones negativas, a veces discriminatorias y xenófobas, que la acogida de los migrantes está suscitando en países de antigua tradición cristiana, para proponer itinerarios de formación de las conciencias».
Francisco se detuvo también a hablar de la enseñanza y exhortó a que las universidades católicas «adopten programas dirigidos a favorecer la instrucción de los refugiados, a varios niveles, tanto a través de la oferta de cursos a distancia para aquellos que viven en los campos o en los centros de acogida, como de bolsas de estudio que permitan su recolocación».
Además, hizo hincapié en la formación de profesionales e invitó a que los docentes católicos eduquen a los estudiantes, «algunos de los cuales serán líderes políticos, emprendedores y creadores de cultura», a «una lectura atenta del fenómeno migratorio, en una perspectiva de justicia, de corresponsabilidad global y de comunión en la diversidad cultural».
Por otro lado, también destacó la «promoción social» puesto que las universidades católicas poseen un importante rol «de conciencia crítica respecto a las diferentes formas de poder político, económico y cultural».