La tiara del beato papa Pío IX, la casulla con la estola y manípulo de Pío XI y el relicario de San Francisco Javier. Pero también los manuscritos traducidos al chino por los misioneros, los primeros ejemplos de la inculturación de la fe, y el Mandyllion (rostro de Cristo) Vaticano. Son sólo algunas de las hermosas obras de arte del Vaticano que viajaron a Taiwán para ser exhibidas en el Museo Nacional del Palacio. El nombre de la exposición ‘Tesoros del Paraíso: una exposición especial de objetos de la Santa Sede’ organizada por la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Vaticano y el museo, uno de los más grandes del mundo. La muestra se inauguró el 2 de febrero y continuará hasta el 5 de mayo.
La exposición se divide en seis secciones: "La Santa Sede", "el año litúrgico", "el altar", "el Papa y la historia", "los sacramentos" y "el catolicismo hacia el Este". En conjunto, estas secciones, explican los organizadores, quieren representar la estrecha relación entre la liturgia de la Iglesia y el Papa como también la relación entre la historia y el desarrollo del catolicismo.
Entre los objetos, sobresalen diferentes traducciones, sobre una amplia gama de temas y situaciones, realizadas por los misioneros en el mundo chino. Estos textos -que van desde las ciencias naturales hasta temas filosóficos y desde calendarios hasta cuestiones matemáticas- resultarían ser de un gran impacto para el desarrollo de China.
Otros objetos generan grandes expectativas, como algunos de los más valiosos del Vaticano. Entre ellos: la casulla de oro con estola y manípulo del papa Pío XI (pontificó desde 1922 hasta 1939), que muestra escenas de la vida de San Francisco en seda de damasco con hebras de oro puro.
Un segundo objeto que centra la atención de los visitantes es la tiara del beato Pío IX, donada al Pontífice por la reina Isabel II de España en 1854. Los tres niveles de la corona representan las tres autoridades que los Papas ostentaban (antes del concilio Vaticano II): Padre del Rey; Gobernador del mundo; Vicario de Cristo. Entre las obras de arte también el “Mandyllion” Vaticano: este es el rostro de Cristo, lo que significa que el diálogo sólo puede construirse mediante la presentación de la verdad de su propia cara.
Finalmente se dio a conocer un relicario importante de San Francisco Javier, "apóstol de Asia". El santo, uno de los fundadores de la Compañía de Jesús, fue un pionero de la misión católica en el Este de Asia. Tras una fase inicial en Goa, India, llegó en el sudeste asiático y, finalmente, en Japón. Su sueño de llegar hasta China para predicar el Evangelio se detuvo en la isla de Shangchuan, a pocos kilómetros de la costa de la provincia de Guangdong. Desde entonces se considera el mayor representante del misionero en Oriente y patrono de las misiones.